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RELATO SEXUAL #1: Por Alex, un joven español de 25 años

Imagen con fines ilustrativos


Hola a todos, empiezo por presentarme. Soy Alex y tengo 25 años. Nací en una pequeña ciudad de España y desde muy pequeño he sabido lo que me gusta. Siempre he sido delgado, altura en la media para un chico (1.73cm), moreno de pelo y con piel muy blanca. Tengo barba y gafas también de estas que te hacen más intelectual. Sexualmente me he sentido siempre atraído por chicos y hombres más maduros que yo, o con un perfil más bien de chulitos, todo lo contrario a mí que siempre he sido más bien sumiso y tímido.

Esta historia ocurrió cuando estaba acabando bachillerato, en un momento en el que yo ya había hecho mis pinitos pero era virgen (si a sexo anal nos referimos). Por aquella época había cumplido hacía poco los 18 y con todo el tema de estar estudiando a todas horas estaba 24/7 cachondo. Solía usar las típicas apps y en una de ellas, Bender (creo que luego se llamó Wapo) conocí a Jaime, un chico de 23 años que estaba acabando la carrera en la misma ciudad. Al principio estuvimos hablando de cosas banales hasta que nos empezamos a calentar... 

J: Entonces... eres calladito o qué? con eso de que dices que eres tímido...

A: Jejeje soy tímido sí, pero según para qué cosas ;) Supongo que la timidez es algo que se me puede quitar con alguien menos tímido o más atrevido

J: Yo puedo quitarte lo tímido y lo que quieras, y luego ya decides si estás calladito o prefieres no estarlo tanto

A: Uff, eso me ha puesto mucho jejej Cómo andas de rabo y qué te gusta?

J: Eso ya me gusta más... Tengo buen rabo, seguro que te gustaría catarlo, 18cm y bastante gordo y unos buenos huevos. Lo que me gusta preferiría enseñártelo en persona, si tienes ganas

A: Tengo que estudiar pero lo mismo podemos vernos un rato... 

J: Cuando termines me escribes y si te sigue apeteciendo te mando dirección ;))

Estaba super nervioso de pronto, las fotos que había visto de él me ponían muchísimo, era un tío que imponía, moreno de piel, alto y fuerte. Sin estar musculado pero se notaba que estaba fuerte y con una barba morena de varios días.

La boca se me hacía agua imaginando ese cuerpo sobre mí y ese rabo, pero a la vez sentía miedo de que me rechazara o hiciera sentir mal porque nunca me hubieran follado. Serán cosas de mi personalidad.

A las 7 de la tarde terminé de estudiar, me duché y me vestí lo más rápido que pude justo antes de escribirle. No tardó en responder, a los 5 minutos me pasó su dirección y salí de casa diciéndoles a mis padres que iba a tomar algo con unos amigos.

Al llegar, aún me temblaban las piernas, pero cuando toqué el timbre me abrió la puerta él, con una sonrisa blanca y perfecta. Me dejó pasar y me dijo que sus compañeros de piso no estaban.

Nada más decir eso me lanzó contra la pared que tenía detrás y empezó a besarme, me metía la lengua y la movía que daba gusto. Me mordía las orejas, el cuello y empezó a restregarse contra mí.

J: No sabes las ganas que tenía de probarte, y veo que sabes muy bien y te alegras de verme - dijo mientras me tocaba el rabo que ya estaba empalmado al 100%. 

Siguió sobándome un rato y yo aproveché para meter las manos por sus pantalones, primero tocando su culo (estaba duro) y después hasta su rabo (que estaba aún más duro). Joder, no mentía con lo del rabo, era el más grande que había visto nunca.

Fuimos a su cuarto y me tumbó en la cama mientras él aprovechaba y se desnudaba entero. 

J: Así mucho mejor, más cómodo... Ven, ¿no quieres abrir la boca para mí a ver si así dejas de ser tan tímido?

A: No sé si me cabrá - empecé a reír.

Y me acerqué, abrí la boca y empecé a besar ese capullo muy despacito, lamía cada gota que salía de su polla de lo cachondo que estaba. Empecé a metérmela lo máximo que podía mientras le miraba a los ojos y él me agarraba por el cuello. Intenté un par de veces metérmela entera pero no era capaz.

J: Vamos, abre bien la boca, ¿te apetece que te la folle un poquito como un hombre de verdad? No creo que los de tu edad sepan hacer nada con sus pollas.

A: Sí, por favor, dame polla.

J: Vaaaya, veo que la zorra se está soltando y ya no está tan calladita.

Y me cogió de la cabeza y empezó a follarme la boca sin piedad, casi me atragantaba, el cabrón estaba consiguiendo metérmela hasta el fondo y quedarme sin respiración. Cuando paraba me pegaba un morreo y me la volvía a meter para seguir follándome la boca y yo no podía parar de tocarme, quería me atravesara con esa pedazo de polla que me llenaba la boca y eso hacía que me quisiera correr.

A: Uff como sigamos así me corro, no voy a aguantar mucho más.

J: De eso ni hablar, aquí no se corre nadie todavía,  y ese culazo lo tengo que probar yo.

A: Respecto a eso... soy virgen y no me siento seguro de querer hacerlo aunque me muera de ganas. 

J: Ostia ¿eres virgen? No voy a hacer nada que no quieras obviamente pero creo que tu rabo y tu culo piden lo contrario, puedo tener cuidado y hacerlo hasta donde tú quieras, si te apetece. 

A: Puedes jugar un poco con mi culo y vamos viendo a ver cómo va la cosa.

J: Eso me gusta más. Date la vuelta que te voy a dar la comida de culo de tu vida para ir preparando el terreno.

Me puse a cuatro patas con el culo en pompa y Jaime se puso detrás mía cuando empecé a sentir su lengua lamer todo mi ojete, me mordía las nalgas, me estaba haciendo gemir. Notaba como su lengua jugaba a entrar en mi culo lamiendo mis profundidades y lubricándome para lo que podría venir después.

J: Buah tío, qué culazo, voy a por lubricante a ver cómo abres. 

Salió de la habitación y volvió en un momento con un bote de lubricante especial para sexo anal. Y empezó a untarme con él el culo y su polla, que brillaba como un mástil.

A: Espera, ¿tienes condones? 

J: ¿Eres virgen no? Déjame que te estrene en condiciones, estoy sano, me hago tests cada pocos meses.

A: Ok ok, venga dale que estoy a mil, me vas a partir con ese rabo joder. 

Y empezó a presionar con su polla mi agujerito, sentía como mis esfínteres se sentían forzados a su paso. Me abrazó por la espalda y siguió metiendo y metiendo. 

Joder, yo no paraba de gemir, al principio de dolor pero cada vez más de placer, me estaba partiendo el culo un puto chulo que me ponía a mil.

J: Vamos que esto ya está, la tienes enterita, qué caliente y apretado estás por dentro, pareces un coñito... Ahora dejarás de estar calladito para pedirme que te folle y que te la meta más y más fuerte ¿verdad?

A: Sí, uff, joder, fóllame, hazme tuyo, soy todo tuyo, como una puta.

Y entonces cambió el ritmo, dejó de ser suave y de abrazarme y empezó a clavármela hasta el fondo con una embestida tras otra. Me azotaba el culo mientras me daba caña y yo no paraba de gemir y gritar.

Después de un buen rato me tenía ya mordiendo almohada y sin poder respirar de la follada que me estaba pegando cuando noté que me iba a correr casi sin tocarme del placer.

A: Jooooder me voy a correr, sigue sigue follándome, más fuerte cabrón, préñame. 

J: ¿Quieres la leche de tu macho? ¿Sí? Pues toma puta guarra, vas a estar soltando lefa mía una semana y seguro que te quedas preñada.

Y empezó a correrse dentro de mí como una bestia, notaba su leche caliente en mis entrañas entrar y salir. Notaba los trallazos y sus bufidos hasta que cayó exhausto sobre mí, con su polla aún dentro.

J: Ya no eres virgen bonito, me ha flipado estrenarte el culo. 

A: A mí me ha flipado follar contigo, ahora me tiemblan hasta las piernas. 

Estuvimos un rato así, aún sentía su polla dura dentro de mí con toda su leche dentro. Cuando me levanté para asearme pude ver que tenía el culo super dilatado y lleno de leche por todos lados. 

Me invitó a cenar pero tuve que rechazarlo porque mis padres son un coñazo. Pero no fue la última vez que quedamos...

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