Antes de nada, os debo confesar que soy adicto al sexo, no os lo niego, aunque creo que ya lo habéis notado. Pero, debo puntualizar que, mi adicción no es solo un deseo incontrolable, pues aunque intento controlarme, si es verdad que a veces me puede. No pudiendo evitar, mantener relaciones sexuales allí donde este, y sobre todo frecuentes, dando igual el número de personas, el sexo, e incluso cuando ni lo disfruto.
Y sí, me considero hetero, como igualmente heteroflexible, o heterocurioso, no cerrando la puerta a mantener relaciones tanto con chicas, como a ser follado por un maduro, dando igual que esté tenga una buena polla o no. Ya que los hombres mayores son los que me atraen, y no chicos de mi edad o similares, aunque me haya enrollado con algunos, pues cuando estas siendo follado por uno, y esté cede su lugar a un veinteañero, no es plan decirle que pare... uuummm!!.
Podrá decir que comencé esta adicción, cuando te inicias a la temprana edad de los catorce años, edad que comienzas supongo como hetero, aunque lo cierto es que aún ni me lo había pensado, y menos considerado.
Pero que, cuando comienzas, ya es difícil dejarlo, sobre todo, cuando sientes ese subidón de adrenalina que te pierdes. Adición que pasas con el tiempo de ser ‘ordeñado’ por otros, cuyas corridas lograron sacarme hasta dos o tres seguidas; y antes de que me diera cuenta, ya me vi comiéndosela a un maduro canoso, uno de tantos que me decían...
· “Pruébalo, no pierdes nada”.
· “No por probarlo, serás un maricón”.
Y me vi en cuclillas, mamando esa verga no muy gruesa y de tamaño normal, cuyo olor nauseabundo, una mezcla entre orín y precum, te asfixia, pero aun así, sigues porque de alguna manera me vi embriagado... uuummm!!.
Me vi instruido por esté viejo, chupando su glande, y lamiendo su tronco hasta esa base peluda, donde chupas y lames sus velludos testículos. Practica que pasas de hacérsela tres veces por semana a cinco... uuuffff!!.
Practica que, me vi introduciéndome su miembro, como a veces esté llevado por el placer me la metía bruscamente, follándome la boca hasta golpear contra mis amígdalas... ooohhh!!. Y sentir, como a veces se entretenía en meterme sus dedos, cuando al principio era uno, y en nada eran dos los que penetraban mi orificio anal... aaahhh!!.
Recuerdos de esas primeras veces que me vienen a la memoria, como esa práctica me llevo a coger soltura, cuyas suplicas se me pasaba por la cabeza a modo de... ‘no te corras, aun’. Y entre gritos hacerme saber de su corrida, momentos en que me la sacaba con rapidez, y esté descargar fuera.
Maduro canoso con gafas, cuya cara de pervertido y degenerado, era a veces confundida por un rostro fraternal. Sobre todo, aquella vez que, de buena a primer descargo, corriéndose en el interior de mi boca, y no quedándome otra que tragar. Vez que comprueba que no está tan mala como dicen, sí... a veces agría, aunque en otras ocasiones eran insípidas, sabores que creo que depende de la persona.
Persona mayor que, cuando me daba por amenazar por abandonarlo, como para olvidar como le daba por amenazarme, ya sea por confesar a mis padres o amigos, mi tendencia.
Amenazas que uno se creía, pecando de inocente e ingenuo, pero sintiéndome peor, cuando cierto día, lo vi en la puerta de mi colegio, cuyos testículos se me pusieron de corbata, y descubrir que, venía a recoger a su nieto. Ese amigo y compañero que, tantas veces me invitaba a su casa, lugar donde esa persona fraternal, aprovechaba también para aprovecharse... uuummm!!.
Pero bueno, sigamos que, ya me voy por las ramas. Decir que, me hice un adicto a las mamadas, aunque realmente podría decir a las pollas, pues poco me importaban como fueran estas, ya que no miraba el tamaño ni el grosor, pues una verga es una verga... uuummm!!.
Tiempo de adolescencia que, me sentía confundido, no entendiendo porque esta práctica me estaba gustando, como explicar cómo estando de rodillas, no deseara otra cosa que esas pollas, pero simplemente no me importaba, y me deje llevar.
Viéndome a lo largo de mi vida en diversos lugares, ya no solo en Sevilla, Madrid, u otras provincias, o incluso Portugal. Donde como antaño, esa práctica se convirtió en mi secreto, aunque más que practica fue una adicción, ya que ese fraternal abuelo, digamos que me enseño bien.
Pero bueno, dejemos de echar la vista hacia atrás, y comenzaré con recordar alguna de mis experiencias, como cierto fin de semana que, me dio por venir de Madrid sin avisar. Miento, creo que, si lo hice, pero no para decir que iba, sino todo lo contrario.
Pero como he dicho, tras avisar a mis padres días previos, haciéndoles saber qué, me quedaría en la capital (Madrid) con mis compañeros. Amigos que creo recordar que, en el último momento, decidieron también marcharse, dejándome entonces solo, y obviamente me hizo recapacitar en mi decisión de quedarme.
Haciendo lo mismo que ellos, cogí una bolsa y eche unas prendas. Viéndome, como esa misma tarde, me dirigí a la estación de Atocha, creo recordar, y para adelantar en mi regreso, me dio por comprar ida y vuelta.
Tomando el Ave (medio de transporte, definición para los que me leáis que, no seáis de aquí) hacia Sevilla. Donde fue llegar a la estación de San Pablo, y me dirigí a coger un taxi o un Uber, llevándome la sorpresa de que estaba lloviendo.
Tarde que según el meteorólogo no daba agua, pero daba igual, pues para lo poco que llueve en el Sur es ‘agua bendita’; y dándome igual, tras tomar finalmente un Uber, y me llevo esté hasta donde viven mis padres. Trayecto que, en un momento dado, recibí un mensaje de mis padres, donde pude leer...
· "José, como nos avisaste que no venías, nos hemos ido a la casa del campo de los abuelos".
(Uuuffff!!, cuantos recuerdos me vienen a la cabeza, infinidad de experiencias he tenido allí, como me hicieron de todo, e incluso cogido por mi propio abuelo... uuummm!!). Pero, mejor seguiré...
Ahí fue en ese momento donde supe que, me iba a quedar solo, y para inri, no poder volver a Madrid. Pues sabiondo de mí, me dio por comprar billetes de ida y vuelta, cuyo regreso era para volver el domingo, e imposible antes.
Pues eso, llegué, dejándome el Uber en la puerta, bajé de ese coche, y decidí abrir el portal antes de sacar la maleta, ya que no quería que se mojará. Y salé de mi esa idea tan agilipollada, ingenuo a veces como ‘subnormal’, pues fue abrir la puerta del pasajero, y salir a toda prisa hacia mi portal.
Y sí, me pareció una idea genial, o al menos eso me pareció a mí, pero creo que no le pareció tan buena al conductor, pues fue cerrarse sola la puerta, cuando vi como esté coche se marchaba.
Dejándome como es costumbre con cara de tonto, viendo que, debía de haberle dicho al conductor algo, como... ‘espere’; antes de salir de ese automóvil. Y suerte la mía pensé, pues a pesar de verme con lo puesto, me di cuenta que las cosas de valor las llevaba en mi bandolera.
Malhumorado, intente abrir el portal, no estaba como para atinar, ya que me costó girar la llave en la cerradura. No era mi día, no hacía falta ser muy listo para verlo, planteado desde primera hora de la mañana, y es querer darles a mis padres una sorpresa, y resulta que ellos me la han dado a mí.
Y encima para inri, me he quedado sin equipaje, y empapado, ya que estoy luchando con esa llave. Aunque para inri, puedo decir que, fue abrir la puerta de la entrada. Cuyo ruido que hice, llegó a alertar a mi vecino, y esté aparecer con una llave inglesa en mano.
Fueron momentos confusos, cuyo temor me invadía mientras intentaba explicarme, pues al hombre le costó reconocerme, y ante las disculpas por parte de ambos. Recuerdo que este vecino, cuyo nombre era Germán, le da por decirme primero...
· "Tus padres, no están en casa".
E informarme después...
· "Creo que, tus padres cambiaron la cerradura de la puerta".
Dice, y supongo que, al verme sorprendido, y chorreando, no se le ocurre otra cosa que, invitarme a su casa. Soltando...
· "Si quieres, puedes venirte a mi casa, de momento no estarás solo, y de paso, me das compañía".
Suelta. Y ante ese gesto, me da por contarle lo sucedido con mi equipaje. Cosa que esté, me dice...
· "Podrías entrar, te secas, y mientras, te busco algo que ponerte, no vayas a sé que cojas una pulmonía".
Informa, acabando...
· "Ya si quieres, mañana más tranquilo, te acompaño a la compañía de Uber, y buscamos tus pertinencias".
Ofrecimiento que, acepto tanto el primero como el segundo. Mientras alega...
· "Si quieres, te dejo que llames a un familiar, y que vengan a recogerte aquí".
Para volver a decir con coherencia, aquello de...
· "Aunque como está la noche, creo que mejor que pases la noche aquí, y ya mañana Dios dirá".
Acabando...
· "No es una obligación, pero insisto que, viendo cómo estás, te viene mejor cambiarte, y tomar después algo caliente".
Dice, mientras me doy cuenta que al soltar esto último, le da por frotarse la entrepierna. Y como tras aceptar, agradeciendo tanto el interés, como el ofrecimiento. Entre en su casa, llevándome esté al baño, donde me sugirió una ducha caliente para entrar en calor, mientras iba por algo que ponerme.
En un primer momento, no me pareció lo más normal, pero al sentirme helado debido a mis prendas mojadas, acabé aceptando. Germán, antes de entrar, entró en el baño él, cogiendo del interior de un armario unas toallas. Saliendo, y tras dejarme entrar, y cerrar la puerta, me dijo desde el otro lado...
· "José perdona, mira, dame tus prendas que las voy a poner en la secadora".
Cosa que hice, viéndolo de lo más normal, y aunque algo cortado, me dio por desvestirme, dejando mis ropas sobre la tapa del WC. Ya que debo decir que, no vi muy bien, dejar mis prendas en el suelo.
Aunque, no veía muy normal que esté hombre entrará, aunque yo esté dentro de la ducha, y las cortinas echad, pues supongo que la silueta da a entender. Bueno sigo.
Os debo reconocer que, la idea de darme una ducha caliente fue un acierto, pues fue una maravilla. Donde llegué a escuchar hasta por dos veces la puerta abrirse, una para recoger las ropas, y la segunda para dejarme otras.
Donde fue salir, y llevarme un chasco, pues esas prendas no eran de chicos, sino de chicas. Prendas que, me dio por llamarlo desde el baño, disculpándome por mis gritos, y hacerle ver sobre esas prendas. Recuerdo la expresión de ese hombre, pues acojonado se disculpaba, haciéndome saber qué...
· "Perdona, creí que mi hija había dejado más ropas de mis nietos".
Dice, trasmitiendo esa sensación de culpa por su equivocó. Y angustiado, intenta justificarse, diciéndome...
· "He visto también las del chico, pero me parece que, no te vendrían bien".
Acabando...
· "Pero en cambio, creo que las de mi nieta sí".
Viendo que, no me queda otra, ya que encima me dijo antes, refiriéndose a mis prendas...
· "He visto como estaban, y viendo que, mejor que secarlas les viene lavarlas".
Marchándose hacia la cocina, mientras me informa que me ha hecho un consomé. Y con cierto reparo, me da por colocarme algunas de esas prendas. Ropas que ese mismo roce, no me hace otra cosa que excitarme... uuuffff!!.
Aunque no, no me empalme, como muchos estaréis pensando, ese estimulo, hizo que mis pezones se me endurecieran, y poco más, ya que el tamaño de mi miembro seguía igual.
Pero eso sí, esa sensación vino sobre todo por esas braguitas, prenda que para nada era de una chica pudorosa, ya que era un tanga. Poniéndome encima un leggins, unas tobilleras (tipos de calcetines), y una camiseta. Saliendo del baño, y tras entrar en ese salón, y esté verme, pude apreciar que sea había puesto rojo, y mostraba un notable empalme. Soltándome...
· "Coño".
Palabra que soltó, y extrañado le pedí los motivos, diciéndome...
· "Joder, no creí que te sentarían también, sabes, te quedan mejor que a mí nieta".
E intenta reparar su expresión, diciendo...
· "No te equivoques, a mí nieta no la miró, como te estoy mirando a ti".
Volviendo a darse cuenta de sus palabras, equivocó que intenta corregir nuevamente. Y torpemente, aunque lo intenta, acabando...
· "Si no fuera por qué sé que eres un chico, no dudaría en entrarte".
Y sin dejar de mirarme el culo que me hace esa prenda (leggins), vuelve a insistir, refiriéndose a mi silueta, contorno, y cuerpo en general. Dándole por acercarse, y rodearme, quedándose detrás, sin quitarme ojo. Y finalmente, le da por alojar ambas manos en mis nalgas, y palparme el culo... uuuffff!!. No dejando de disculparse por sus manos 'largas', diciéndome...
· "Perdona, no me he podido resistir".
Dándome por quitar hierro al asunto, y al mismo tiempo, mirando con disimulo su entrepierna, sobre todo porque esté, no dejaba de frotarse... uuuffff!!. Fraternal vecino que, me pide permiso para volverme a tocar el culo. Aunque dice...
· "Sé que, no es muy normal que, una persona de mi edad te haga esté tipo de peticiones, pero...”.
Suelta, como si le hubiera impedido antes darle por tocarme el culo, y morderme los labios al escucharle acabar...
· “Aquí uno que vez, debo confesarte que, no he tenido desde años".
Y me vais a matar, pero viendo lo que aún me falta, no me queda otra que, dejarlo aquí, y seguir la próxima vez. Espero que, lo relatado al menos os haya gustado, tanto como a mí recordarlo, ya que disfruto tanto tener estas aventuras, como más tarde redactarlas. Pero lo dicho, queda solo despedirse hasta la próxima. Os dejo mi email para lo que deseéis, el cual es: jhosua 1974 @ Gmail . com (obviamente todo junto).
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